Desde los albores de la humanidad, distintos pueblos en todo el planeta se han desarrollado, y han generado cultura y tradiciones, integrados en la naturaleza. No dueños, sino parte y participes de la Tierra.
Son culturas (chamánicas, taoista, tántrica...) que han
observado la vida, el devenir de los cambios cíclicos y la muerte, desde el respeto ante lo grande; y el respeto
amoroso gusta del silencio. Quietud y silencio, gozo en la meditación,
que no busca aunque encuentra.
Reconocen el aliento vital, el soplo que todo nutre
y sustenta, el Qi, prana, neuma, eter... y entendiendo su naturaleza, como
entiende la cometa la fuerza del viento,
han aprendido a usarlo para la salud... y el conocimiento profundo de
nuestro Ser.
Han hallado y usan
estructuras arquetípicas y simbólicas (Danzas y cantos sagrados, mantras,
mandalas, ideogramas, ruedas de la medicina...) que reconociendo la fuerza de
la vida y las leyes que rigen los cambios, nos permiten adaptarnos, dinámica y
armónicamente, ocupando nuestro lugar en la vida.
Estas son las fuentes de las que bebe mi trabajo terapéutico y docente.
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