Barco de la renovación arrastrado por la Diosa Pez. Agua y vulva. Ciclidas. Museo Arqueológico de Atenas. |
El agua es
la fuente de la vida.
Lluvia fertilizadora, fructíferos mares, leche nutriente,
líquido amniótico.
En el Neolítico la Diosa es la Señora de los tres niveles de
las aguas. Las aguas subterráneas, los ríos y fuentes y las aguas celestiales.
Las
fertilizadoras y renovadoras aguas subterráneas, son el territorio de la Diosa
Serpiente. La serpiente, que muda su camisa, es la vencedora de la muerte, la
portadora de la inmortalidad y al tiempo, del veneno asesino. De aspecto
fálico, o un vientre preñado tras comer a su presa, engloba los contrarios:
Vida y Muerte; Macho y Hembra.
Es la Madre ponedora del huevo cósmico, la semilla
primordial; y al tiempo, la metáfora del “espíritu” que vuela a reunirse con el
alma grande, finalizada nuestra existencia temporal. Vida y Muerte. Y por su
morfología, macho y hembra. El ánade,
iconografía antiquísima de la Diosa, es macho por su fálico cuello,
hembra por su grupa abultada. Ánade, paloma, búho.
Y ambas
deidades son indisociables, uno en dos, dos rostros de una única unidad; como
vemos en las figurillas minoicas donde la diosa de senos desnudos, Madre
Nutricia, sostiene la serpiente y el pájaro.
Esta
concepción neolítica perdura en las filosofías
no-dualistas como el Tantra y el
Taoismo. El Yin –Yang es la metáfora, más conocida actualmente, de esta
concepción.
Diosa Pájaro. Dupljaja. |
La Diosa
Pájaro, representada con grandes senos, simboliza a la Celestial Madre
Nutricia, siendo éstos fuentes de vida. Se han hallado este tipo de
representaciones en Capdenac-le-Bout, en Lot, Francia; en Ciolanesti, Rumanía;
en Bitolj, Macedonia o en Tirnavos, Tesalia (Grecia). La “Madonna de Gradac” es
un ejemplo precioso de la Diosa Pájaro amamantando al Hijo, con rostro de
pájaro. Por sus senos corren líneas paralelas simbolizando la Leche Vital.
Valle de Moravia en la ant. Yugoslavia.
La Diosa en
el Neolítico adquiere otras muchas formas igualmente importantes para
comprender el pensamiento matriarcal.
La salvaje
Diosa de la Vegetación, cuyas epifanías son el perro y más tarde el león.
La
Vulva viajera, representada por el pez y evocación de la capacidad
fertilizadora de la vida.
La posterior Diosa de los Cereales, simbolizada por
el Cerdo o por la Vaca, etc…
Ha falta de
testimonios escritos, que nos faciliten sus nombres propios, a las deidades las identificamos por sus
epifanías, animales o vegetales.
A diferencia de lo que sucederá durante el
patriarcado la medida no es el hombre, sino la naturaleza, por lo que la mirada
neolítica no se eleva, no se impone sobre la naturaleza, sino que la “descubre”,
sintiéndose aun parte de ella.
“Madonna de Gradac”. Valle de Moravia en la ant. Yugoslavia. |
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